Un hombre desesperado
por encontrar la Verdad, dedicó su vida a este empeño. Pasaron los años y murió
dedicado a la búsqueda.
Cuando llegó
al Paraíso, una vez terminado el papeleo, con nuevos bríos continuó en su plena dedicación, a la búsqueda de la escurridiza Verdad.
Un día se encontró
frente a Buda, que con una sonrisa llena de amor, le miraba fijamente a los
ojos, olvidándose de su ansiedad por encontrar la Verdad. De repente el Buda
ascendió rápidamente, al seguirlo con su vista, percibió con total claridad, que
se estaba pisando la barba y tenía que afeitarse.
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