A veces al
mirar o leer acerca del karma o las reencarnaciones, nos imaginamos que es
solamente nuestra individualidad la que tiene una continuidad en diferentes
formas o manifestaciones, la que es castigada o premiada por algo o alguien
debido a sus acciones.
En nuestra
vida diaria, podríamos ver el funcionamiento de ambas filosofías, muchas veces
mejor que en nuestra propia individualidad, porque el mirar el entorno nos
permite una cierta lejanía y capacidad de análisis.
Lo primero
que deberíamos hacer es, simplificar el camino que nos ha llevado a un lugar,
de nada sirve el buscar la culpabilidad o querer saber todos los detalles de lo
realizado por cada uno de “los otros,
los demás”. Porque no podemos arreglar una situación de ahora, sin al menos
analizar mínimamente los pasos que nos han traído al lugar o situación.
La reencarnación
de grupos, o países, continentes o planetas, no se realiza a nivel individual
de sus componentes, es más factible que la reencarnación de sus componentes
intervenga en la manifestación actual de una nación o planeta. De la misma
manera el karma interviene en lo que se ha convertido el pasado, en la
manifestación actual de una individualidad.
Pero lo que
realmente se reencarna, más que la individualidad es el pasado, todo pasado se
reencarna en presente. Lo que somos en cada instante, cada ahora, es la
reencarnación en un ser nuevo de un pasado, de otro ahora, de algo que hemos
sido. Cada ahora somos, el pasado, mas lo que hemos asimilado de nuestras
circunstancias.
Hoy nos
enfrentamos a la emigración desde: “El
hambre y la guerra, desde la inhumanidad”. Intentamos crear leyes, que es
nuestro método favorito de corregir los errores cometidos, ¡hemos creado un problema, hagamos una ley que lo erradique!. Pero se
nos olvida que en África, las tribus han estado peleando desde hace siglos, que
eran unas tribus las que mataban y vendían como esclavos a los vencidos. Olvidamos
que los conquistadores de América, se encontraron con aliados que hicieron
posible su conquista y a veces su exterminio.
Olvidamos que
Europa y Asia, han sido una eterna conspiración de monarquías y grupos luchando
por el poder. Que unos pueblos han traicionado, vejado, esclavizado y sojuzgado
a otros pueblos, que en el tiempo han sido los que han cambiado la situación situándose
en la posición de poderoso, sin mejorar su humanidad.
Las luchas y
exterminio, por erradicar o imponer unas ideas, políticas, sociales o
espirituales, que han llevado a vivir en la venganza, el recuerdo y el odio.
Al igual que
en cualquier época, los que llevan el odio y la guerra no son mayoría, pero no
se encuentra mejor solución que la huida y que los demás asuman nuestra
protección y responsabilidad. Seguimos excusándonos en que nos han obligado,
que peligraban nuestras vidas físicas, que luchamos y nos hemos hecho soldados
por miedo a represalias o porque nos han obligado, que el que matemos a otros y
contribuyamos al poder del odio y la venganza, al deseo de poder de los que no
sienten respeto por nosotros ni por la humanidad, es solamente porque nos han
obligado debido a nuestros miedos.
No importa
cuanto pueda ser acogido el miedo, o cuanta libertad sea dada o se disfrute en donde
no hay que trabajar o esforzarse para tenerla, al final siempre vendrá quien
sabiendo el miedo, la falta de sacrificio o la desidia de los soñadores de
libertad, volverán a esclavizarnos.
La libertad,
no es algo gratuito, no es fácil o difícil de conseguir, porque
desgraciadamente hemos nacido libres, por ser libertad la Vida que
manifestamos. Pero por ser parte de nuestra naturaleza, para poder realmente
vivir, solamente tenemos una opción, que es, la de hacerlo en libertad.
No podemos aceptar
que el dinero se gaste en armas, que si queremos permanecer en un sitio nos
sintamos obligados a matar o seguir a los que viven fuera de la humanidad, no
podemos excusarnos diciendo que alguien nos ha quitado nuestra libertad, porque
es algo inherente a nuestro ser o tengamos que huir. Un país, lo único que
nadie debería quitarle es su libertad a alimentarse, no podemos estar gastando
dinero en armas, en cosas prescindibles y morirnos de hambre. Pero la responsabilidad
no es de los demás, sino de cada uno de nosotros, no es de los vecinos, sino de
nuestra casa. No es de los pueblos que nos rodean sino del nuestro.
Cuando José
dijo que había que guardar comida en la abundancia, para los años de carestía,
le dio de comer a los pueblos vecinos, porque tarde o temprano, necesitaría de
ellos, porque se habrían terminado sus reservas.
Es el amor el
que permite esa convivencia, pero el amor se tapa los ojos, para no discriminar
a la hora de amar o a lo que se ama y también para no sentir miedo al
enfrentarse a lo que le impide amar. Amar a alguien o algo, amar a un país no
es tener que separarlo de los demás, sino unirlo sin perder la libertad. Pero la
libertad no es algo que puedan darnos, es algo que hay que ser y mostrar en
nuestra vida diaria.
La libertad
de un país, solamente existe en la libertad de sus ciudadanos. La libertad de
los ciudadanos solamente es posible en su responsabilidad.
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