El tercer principio,
es del movimiento, de la vibración, de las energías. Lo que nos sirve para determinar
y calificar, lo que percibimos del Universo, del Todo, pues es lo que le
confiere las diferencias al ser percibido.
"Nada está
inmóvil; todo se mueve; todo vibra".
Explica
que todo está en movimiento, de que nada permanece inmóvil, algo que solamente
puede estar contemplado en el mundo dual, esto es así en todos los Universos a
partir del Uno. Estos principios herméticos fueron escritos por los Maestros
del antiguo Egipto, hace miles de años.
Este
principio explica que las diferencias de manifestación son debidas a la
diferencia del ritmo y frecuencia vibracional. En las frecuencias más altas
están los mundos espirituales y en las bajas los mundos de la materia. Esta
frecuencia vibracional que puede ser percibida en un universo, es producida por
la Mente de cada universo, integrada por todas las mentes de la Vida que hay en
él. En todos los Universos se da que hay altas y bajas vibraciones, y las altas
que materializan el espíritu en un universo, son las bajas del superior;
mientras las bajas, son las altas del inferior.
El TODO,
por su Naturaleza de Absoluto, tiene la vibración cero o potencialmente latente
del Yin y la Infinita Absoluta del Yang, que tampoco puede vibrar pues forma un
continuum, por lo que podríamos decir que en el todo solamente existe el
Silencio. Es a partir del Uno cuando al aparecer de forma potencial o como
dualidad manifestada, el Yin y el Yang, se van creando los universos
dependiendo de sus intensidades vibratorias, estas dependerán de la Mente que
da existencia a ese universo y todos los universos, estarán integrados en y
pervadidos por, el Silencio Vibracional del Todo, que es donde existen. Es la
infinitud de este Silencio la que permite, que el Yin vaya subiendo su
frecuencia y el Yang bajándola y los límites de cada universo estarán en la
amplitud de frecuencias que puedan ser percibidas.
Todas las manifestaciones de estos
universos están en vibración, en todos ellos además se verifica que: “La más
alta vibración es la del espíritu, de una intensidad infinita; tanto, que en
ese universo se percibe prácticamente como si estuviera en reposo. Y en el otro
extremo hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que se
percibe como si estuviera también en reposo. Entre ambos extremos hay un número
infinito de grados de intensidad vibratoria”. Siendo esto determinado por
nuestros medios de percepción y calificación de lo percibido, pues en el Ser,
en el Todo, nada puede percibirse, por estar todo Siendo, en Seidad.
Desde las
manifestaciones microscópicas, hasta las más grandes, en cualquiera de los
estados que se muestren, o el plano, bien sea este espiritual, mental o físico,
lo que determina su aspecto y calificación en la dualidad, es su frecuencia y
ritmo vibracional.
Una
perfecta comprensión de este principio, nos ayuda por medio de la empatía, y la
propiedad de las vibraciones a ser modificadas, a poder de alguna manera
trabajar produciendo las frecuencias más beneficiosas para el universo donde
coexiste nuestro universo, con todos los que forman el Universo de esas
frecuencias vibracionales. Debemos tener siempre presente, que los universos
microscópicos de un plano, son los macrocosmos de otro plano inferior, por lo
que la manifestación de cualquier Universo depende de las vibraciones mentales
de todos los universos que lo integran. "El que comprenda el principio
vibratorio, ha alcanzado la entrada del camino hacia la Nada del Todo”.
La
alquimia nos enseña que: todo en la Vida Es en esencia Todo (Oro), cualquiera de
las manifestaciones en cualquiera de los universos, tiene en su naturaleza, Ser
Oro, por lo que lo único que impide que el Todo se manifieste es nuestra propia
vibración mental, que se manifestará como Todo cuando sea silencio, una vez
transmutado en oro, Eres Silencio, Todo.
Cuando
comemos, los alimentos son el oro que nos da la vida. Cuando cagamos le damos
oro a otras formas de vida que se alimentan de estiércol o de nuestras heces. En la Vida, hasta lo más putrefacto, lo
más inmundo, lo más indigno, es Puro Oro, es la Naturaleza de la Vida, de la
Mente, del Todo, de lo Inmundo, ¡SER ORO!.
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