Zen es Dhyana, zen es la meditación de
la no-mente, la expresión del Silencio Acogedor, es el Camino a la Nada, es la
extinción del Zen.
Los
Maestros siempre han utilizado: sentarte, meditar o hacer cosas, utilizando los
pronombres posesivos. Es por ello, que generalmente cuando nos sentamos a
meditar, utilizamos estos términos, lo que contradice el hecho de practicar
Zen.
Es común
decir, “Estoy meditando para: alcanzar la iluminación, silenciar mi mente,
encontrar mi verdad, o un supuesto “Yo interior desconocido””.
Las metas
y métodos que utilizamos vienen generalmente precedidos del posesivo, sentando
desde el principio que hay algo que ganar o perder, puesto que el poseer algo
indica que lo que sentamos a meditar es la dualidad. Si conseguimos perder o
ganar algo, al sentirlo, lo que realmente hemos perdido es la meta, al
conservar el ego de nuestra dualidad, pues el que algo se pierda en algún lugar
no supera dicha dualidad.
Practicar
Zen pretendiendo o conociendo que: “No conseguiremos nada, que ya somos
silencio, somos un exterior que queremos abandonar y un interior deseado, que
somos o dejamos de ser”. Indica que hay alguien realizando una práctica, con un
objetivo, por lo que lo que está sentada es la dualidad.
El pensar
o creer que el Zen es un medio, un camino, para alcanzar un objetivo, o que es
un conjunto de reglas, prácticas, consejos y métodos que nos enseñan y conducen
a ganar o perder algo, nos equivoca y nos distrae pensando en definir lo que es
el Zen. Nada puede ser definido en su realidad por medio de conceptos o
palabras. Por lo que cualquier concepto o palabra, solamente puede definir uno
de sus aspectos, cuando estos son infinitos.
El Zen no
es: meditación, observación, esfuerzo, felicidad, silenciar la mente o dominar
algo. El Zen es todo eso, pero podríamos seguir añadiendo términos o conceptos,
y seguiría siendo todos ellos y cada uno, por lo que podríamos decir que sí lo
es o que no lo es, estando igual de acertados o equivocados, en ambas
asertaciones. Siempre que estemos seguros, que sabemos lo que es el Zen,
podemos estar seguros de estar equivocados, lo que no quiere decir que lo esté
el concepto.
Pensamos,
que en el Zen hay un sí o un no, que hay que meditar o que no es necesario, que
podemos silenciar una mente o que no hay mente que silenciar, que hay que vivir
en un ahora en el que no hay futuro o pasado, que existe un Ser Interior que
alcanzar, que hay que ser el observador interno o externo. Todo ello es la
búsqueda, el intentar encontrar las respuestas a nuestras preguntas, el
entendimiento de las respuestas de los Maestros a nuestras preguntas, todo ello
con un fin, agotar nuestra soberbia, agotar todas las preguntas y respuestas que
intentan entender el Zen.
El primer
momento, el comienzo de la salida de este laberinto, de este circulo que forma
nuestro ego, intentando convertirse en el que alcanza, encuentra, consigue con
su esfuerzo, la conciencia de alcanzar la Iluminación, es cuando por primera
vez, entendemos que no es la respuesta del Maestro a nuestras preguntas lo que
tenemos que entender, sino encontrar la pregunta del Maestro para esa respuesta
que nos ha dado. Nuestra pregunta ha salido desde el ego, la suya desde la unidad,
por eso su respuesta no es para nuestro ego, sino para nuestro Ser.
El Buda
dijo que Todo es Buda, que no hay nada que pueda estar fuera o ser expresión de
otra vida, hay una única Naturaleza, una sola Vida, un solo Buda, en el que
Todo está incluido. No hay nada que conseguir, nada que percibir, nada que
hacer, cuando decimos Zen ese es el significado del concepto, ese Ser Todo, es
por ello que Dhyana significa algo más que meditar, la Meditación a pesar de la
palabra, no tiene nada que ver con pensar o dejar de hacerlo, con parar o tener
la mente descontrolada, porque lo importante es que en Dhyana no hay algo que
pueda tener, percibir o poseer algo.
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