Quién, ante una situación
extraordinaria o en el intento de alcanzar una meta, importante o grande, no
está dispuesto a dar lo mejor de sí mismo, a esforzarse, el tiempo necesario
para resolverla o alcanzarla.
Pero como
decía el Maestro: “La Gran Mente, lo Grandioso de la Vida, es la mente
ordinaria, el día a día, los momentos, los matices”. Precisamente lo que nunca
miramos por: nimios, superfluos o carentes de importancia.
¿Vemos
igual la frase?: "Es de gran importancia para nuestras vidas, leer buenos libros".
Que, “Es importante, lo que entendemos cuando leemos”.
Ser amado,
que te respeten, nos proporciona gran felicidad, pero, ¿cómo compararla con?:
“Amar incondicionalmente nosotros”.
Meditar,
vivir aquí y ahora, nos acerca a grandes metas, pero, “Ser Meditación, el Aquí
y Ahora es el “Ichi Tantei””, la distancia, entre pretender hacer, y ser.
Vemos la
falsedad de las religiones en la vida, pero, “Cómo podemos, viviendo con el
corazón, en el amor, no ser la Religión de la Vida”.
Son estos pequeños matices, los que
verdaderamente nos libran de los deseos, para ver nuestras realidades; nos
permiten olvidar el pedir, para dar; no mirar lo que somos, son, tenemos, o lo
que hay, por mucho o poco, sino suficiente.
Luchamos y nos esforzamos, por avanzar
y progresar en todos los aspectos de nuestras vidas. No es preciso, esforzarse,
ni luchar, para vivir. No podemos avanzar, ni mejorar, cuando nos entregamos
totalmente a vivir, cada ahora de la Vida.
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