Cuando todas las soluciones que encontramos para la convivencia, son crear o
endurecer las leyes, poner más guardianes, castigar con mayor dureza, proteger
a determinados grupos, es que algo está fallando.
Durante años, la mayoría de las personas que han venido a tratamiento,
intentando mejorar sus vidas, han tenido una forma de vivir casi igual,
manifestando la problemática diferente, no a causa del origen del conflicto,
sino por sus circunstancias, personalidad y lugares débiles donde aparece la
somatización.
La
mayoría se traga lo que hay en el plato, por lo que podemos asegurar que no
come, ni mastica y ni tan siquiera sabe lo que hay en el plato.
El
otro día decían en TV. que, en una asociación para jóvenes que trata de evitar
la violencia de género, la mayoría de las chicas jóvenes cuando llegan, no
saben tan siquiera que son maltratadas y que es cuestión de tiempo que sean
totalmente anuladas.
Nuestro principal alimento que es la Vida, es tragado: sin masticar, sin vivir,
sin saber lo que es, sin aprovechar lo que tragamos. Simplemente tragamos lo
que hay en el plato de nuestra vida, para seguir estando, olvidando que no
comemos para comer, sino para vivir, no somos Vida para permitir que alguien la
viva o se aproveche de ella, sino para manifestarla viviendo.
No
podemos elegir lo que hay en el plato, pero sí saber lo que es, masticándolo y
sintiéndonos libres para tragar o escupir lo que tenemos en la boca, lo que hay
en nuestro ahora, que creará otro nuevo dependiendo de lo que hagamos y cómo
aprovechemos el alimento.
Evitamos ir al baño, porque deseamos hacer o terminar algo, guardando todo lo
que nos sobra, lo que no nos es útil, no podemos aprovechar y nos está
envenenando el cuerpo y la vida.
Pero no es cuestión de encerrar a los demás, no es cuestión de ponernos
protección, que algún día si no aprendemos a ser responsables de nuestras
vidas, se aprovechen de nosotros. No es cuestión de crear leyes, que no hemos
aprendido a respetar, al olvidar la ética, la responsabilidad y conciencia de
nuestros actos. No es cuestión de discriminar positivamente, porque una papilla
nos alimenta, pero seguiremos sin masticar, sin saber lo que nos tragamos,
añadiendo la dificultad de saber lo que hay en ella, no es controlar la Vida,
hasta hacerla que podamos estar en ella sin peligro, lo que nos enseñará a
vivir.
Debemos volver a los conceptos, al estudio de la ética, hacernos responsables
de nuestras vidas, aprender que no por ser más fuertes podemos elegir el plato
que queramos o el que no nos pertenece. Vemos el mobbing, el bullying, en los
colegios, en los trabajos, en la familia y en cualquier lugar donde nos
agrupamos. Sentimos la necesidad de encontrar a alguien en quien descargar
nuestra propia frustración, al no ser capaces de encontrar nuestra taza
personal, en la que echar nuestra mierda, lo que no somos capaces de vivir o
aprovechar, buscamos a quien por falta de amarse, es presa fácil al no
respetarse, para poner nuestra mierda en su puerta o en la propia persona.
No
creo que la gente en general ataque a los débiles, sino a los que no se
respetan, a los que tragan todo, sin saber qué, sin poder digerirlo, ni
aprovecharlo, porque no comen, no viven, no se hacen responsables de aprovechar
lo que hay en su plato.
Vemos, cómo hay países con millones de personas, que son expulsados por
minorías, y huyen en busca de un restaurante o fundación donde les garanticen
la comida.
Minorías que buscan vivir de los demás, simplemente dando lástima, pero no
aceptando ninguna responsabilidad que les permita aportar algo, solamente
interesados en vivir con la menor aportación posible.
Es necesaria una nueva enseñanza, donde no prime el adoctrinamiento, en la que
lo importante no sean las recompensas, los resultados. Hay que encontrar una
enseñanza donde lo que se aprende no es a luchar por la riqueza y el poder.
Hay que poner en marcha una enseñanza donde aprendamos
responsabilidad, dignidad, amor por la Vida en su totalidad, la ética de la
Vida, donde la convivencia y el respeto, no provenga de las leyes y los
castigos, sino de que aprovechamos el alimento de la Vida, para desarrollar
nuestra Humanidad.
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