Vamos corriendo a todas partes, quejándonos
de no haber llegado todavía, cuando aún no hemos salido de casa.
Tratamos de obtener los resultados,
incluso antes de comenzar algo.
No damos hasta que no hemos recibido,
pues amamos a quienes nos aman.
La vida que vivimos no nos gusta,
tenemos enfermedades que un virus, bacteria o alguien nos ha traído. Malfunciones
del organismo, que nuestros padres o la ciencia actual, trae o no sabe
arreglar. Accidentes que alguien nos ha provocado.
Y es que cuando vamos demasiado
deprisa, la vida nos para. Cuando hacemos lo inconveniente para nuestro cuerpo,
mente o emociones, estas enferman. Cuando no respetamos a los demás, los
conflictos aparecen en la vida. Cuando no nos respetamos, la vida y los demás
impiden que podamos vivir.
Ayer, escribía de los golpes con el
kyosaku que recibí en mi primera experiencia Zen. En un comentario me dicen
que: “¿No comprendo aun, esos golpes que recibieron, xq forzar, xq querer
manipular el cuerpo físico de tal manera?, PD; ¿Estas prácticas aún existen?”
La Vida nos golpea, cuando vamos
equivocados, cuando esperamos que Ella sea la que haga nuestro trabajo, cuando
caminamos inconscientemente por Ella sin saber vivirla, manifestarla. La
mayoría de las veces creemos que equivocadamente, por lo que dedicamos el resto
de nuestro sinvivir, a quejarnos amargamente de los golpes recibidos.
Es una forma de que podamos olvidar el
dolor, de centrar de nuevo nuestra mente, de que podamos seguir meditando en la
dirección correcta para nosotros. Cuando ese monje, percibe somnolencia o que
estamos elucubrando o perdidos en la Meditación, puede decidir ayudarnos a que
de nuevo caminemos correctamente.
Podríamos decir que es el método que
la Vida elige para que cambiemos en nuestras equivocaciones, no es el único
método, pero a muchas personas les enseña que iban equivocados.
El kyosaku, se guarda en un lugar
sagrado del Zendo, a los pies de Buda, donde los Sutras o lo que simbolice la
Meta de la Meditación que se practica.
El monje al que le corresponde cuidar
de la Meditación de los demás, se acerca, pide permiso al Maestro con una
reverencia, y a continuación, lo hace con Buda, pidiendo que le guie en su
cometido.
El Kyosaku está vuelto, pues se coloca
para ser usado por Buda, por lo que al dejarlo y al cogerlo, se voltea, siendo
probablemente por lo que se pide a Buda, permiso para cogerlo y usarlo, siendo
guiado por Él.
Pero en occidente aún creemos que
cuando somos golpeados, es porque nos odian o nos faltan al respeto, que violan
nuestros derechos, por lo que al no aprender por este método, la Vida nos deja
que nos quedemos con los resultados que hemos creado.
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