Que no ser amado.
Cuando aprendí
A amarme,
No importa con quién
estoy,
Soy una persona amada.
Que no ser amado.
Cuando aprendí
A amarme,
No importa con quién
estoy,
Soy una persona amada.
Ignoraba tanto del Amor.
Que no supe que me
amaba,
hasta que me dijo: “Te
amo”.
Tras amarte toda mi
vida,
Me atreví a decírtelo,
Para que lo supieras.
¿Será por ello, Que el
Amor es ciego?
¿Será que no hemos
visto al Amor?
O quizás, que las
palabras
Son innecesarias,
cuando,
Realmente hay Amor.
En un momento en el que las fuerzas
parecían que me abandonaban, tras meses de dolores, esfuerzos y vivir cosas que
no lograba comprender, solicité al Maestro pasar unos meses en otro templo,
junto con personas que venían a los Sesshines que había en Bukkokuji.
En Bukkokuji: no leía libros, periódicos,
no escuchaba las noticias, ni salía demasiado al pueblo, apenas una tarde a la
semana durante unas horas.
En Hakuhoji me dejaron libros del Zen
y leí varios. En uno de koans me encontré con la experiencia de Rinzai, al que
Obaku o Huang Po golpeó varias veces, dejándole medio muerto, por preguntarle
algo en dokusan.
Fue Obaku quien solicitó al monje
principal que fuera Rinzai a hablar con él, y no sabiendo este qué preguntar,
el monje le dio una pregunta, que Rinzai preguntó. La respuesta tras hacerla
varias veces, fue dejarlo medio muerto a golpes.
Al leerla, sin saber por qué, sin
poder controlarlo, comencé a reír y a llorar, a borbotones, manando de algún
lugar en mí, desconocido y oculto hasta ese momento.
Obviamente y según pienso ahora, fue
que miré desde la ventana de Rinzai, viendo algo que él no vio al ser golpeado.
Esa es la ventana Zen, en la que no puedes ver lo que vería tu yo al mirar.
Pasados unos años, fui golpeado, me
hicieron sangrar por la cabeza. Mirando desde mi ventana, continué el diálogo,
desde mi comprensión a la respuesta del Maestro´
Una de estas veces, fue en Hosshinji,
con el traductor repitiendo lo que yo decía en japonés, y lo que decía el
Rosshi en inglés.
Tras una respuesta mía, el Rosshi se
incorporó, cogió el palo que tienen y me golpeó en la cabeza repetidamente,
soltó el palo y se sentó de nuevo, continuando el diálogo tras mi respuesta.
El traductor, estuvo preocupado el
resto del Sesshin, pues no se puede hablar y yo lo cumplía. Al terminar
inmediatamente vino a preguntarme por lo que había pasado y si yo creía que se había
equivocado al traducir. Obviamente la conversación fue la más fluida de todas
las que tuve, la traducción bastante buena, a pesar de que quien entendía las
palabras, dijo no haber entendido de lo que hablamos, y que en 20 años era la
primera vez que había visto al Rosshi actuar así, pues era de los dialogantes y
lento de movimientos por la diabetes.
No son las palabras y su entendimiento,
lo que importa en Zen, pues a veces somos incapaces de mirar por su ventana y
ver lo que el Zen muestra.
Mis experiencias no podía entenderlas,
por ilógicas: Corregir a los demás sin saber lo que estaban haciendo, sin
entender lo que decían, llorando y golpeando una pared. Corregir lo que
traducían al Maestro, porque Él no podía decir lo que habían traducido. Algo
que además en otras ocasiones había dicho exactamente igual.
Pero cuando se mira desde la ventana
del Zen, sólo puede verse lo que hay y según cuándo, cómo y quién está mirando,
y a veces quien mira no es el yo que está junto a ella.
Todos incluidos el Maestro, me pedían guardar
silencio o traducir lo que había dicho, sin saber japonés y sólo un poco de inglés.
Finalmente sin poder entender sus
palabras, había entendido su Silencio, la traducción estaba equivocada pues a
veces las palabras que creemos escuchar, entendiendo su significado no vemos su
Espíritu, su contexto, su relación con cuanto ocupa el Silencio de la Vida.
Podemos mirar por una ventana, vemos
todo lo que es visible, con los ojos.
La mente al mirar, sabe que, aunque no
lo ven los ojos, hay muchas cosas más allá del horizonte.
El alma al mirar, sabe que hay algo
más que lo perceptible.
El espíritu al mirar, sabe que lo que
los otros ven no es real.
Pero todos ellos miran hacia fuera o
hacia dentro, sólo la ventana ve lo que hay fuera y dentro.
La mente, puede entender o no entender
lo que los otros ven, pero no puede verlo.
Obviamente al ver el día por la
ventana, sabemos que ha terminado la noche. Pero el día, es día y noche, siendo
cada parte sólo su mitad.
Los ojos, la mente, el alma y el
espíritu que ven, sólo pueden mirar una mitad, secuenciando la visión de uno u
otra.
La existencia Real del Vacío, es
comprobable cuando podemos poner algo en Él.
En nuestra existencia, lo vacío está
lleno de aíre, o se lo hemos quitado, por lo que el vacío necesita más espacio
vacío alrededor para que al poner algo en él, el aíre pueda desplazarse a otro espacio
vacío.
Negamos la existencia del vacío, del
ego, de la propia existencia, pero necesitamos llenarlo con nuestro yo, para
poder hacerlo.
Me decían en un comentario, de que
deberíamos dialogar sin Maestro y discípulo.
Es algo que es posible cuando no
existimos, cuando el Vacío es desconocido porque no hay algo ocupándolo.
Es la Inexistencia de la comunicación,
de la palabra, de la Vida, las condiciones necesarias para que no haya Maestro
y discípulo.
Mayúscula, minúscula, día y noche, Yin
y Yang.
Sólo cuando no hay Amor, cuando no hay
Vida, pueden no existir ambos.
Pero intelectualizamos los Conceptos,
entre ellos Maestro-discípulo, creemos en enseñar y aprender porque alguien
enseña a otro. Olvidando que es la Vida en sus mitades, en su propia
manifestación la que necesita ambos, para poder manifestarse.
Nos perdemos en las explicaciones, nos
perdemos en el entendimiento de las palabras, olvidando que los Conceptos son
algo más que lo que vemos desde una ventana, en la que no importa qué parte del
yo se asoma, siempre se percibirá fuera o dentro, porque sólo la ventana ve
fuera y dentro, sin saber que hay ventana.
Cuando mi Maestro me hablaba del Vacío, lo hacía a la hora del té, todos reunidos comiendo galletas y tomando té o a veces café.
Nos hablaba del Vacío, de la Nada, y aprendíamos
a ver las flores, los animales, los insectos, incluso a las personas a nuestro
alrededor.
Cuando nos hablaba del Silencio, aprendíamos
a escuchar a los demás, no lo que entendíamos nosotros, sino lo que pretendían
decirnos.
Es curioso que nuestra ignorancia,
nuestra terquedad al aprender lo contrario de lo que nos quería enseñar, nos
llevase a aprender correctamente.
La verdad es que nunca he entendido,
si es que nos mentía para que aprendiésemos lo que debíamos aprender, o es que,
al no enseñarnos nada más que lo que sabíamos y no queríamos ver, al final aprendíamos
lo que era mejor para nosotros.
A mí me habría gustado aprender sus
enseñanzas, poder explicar lo que Él nos explicaba, pero mi memoria y mi
atención no son muy buenas.
Supongo que no estuve atento, que
incluso en lo que escuché, olvidé pronto las palabras, por lo que apenas puedo
repetir algo de lo que nos decía. Sólo algunas palabras, que de tan repetidas, esperábamos
que nos las diría en cada ocasión, en cada dilema: Un solo hacer, aquí y ahora,
todo es uno, paso a paso, vacíate, no son frases que sean como las que leemos
de gente famosa, también nos las repetíamos unos a otros y pueden ser leídas en
muchas obras.
Sin embargo, al final sin saber cómo,
cada uno aprendió lo que tenía o estaba preparado a entender.
Probablemente Él sabía, que no era
necesario para nuestro aprendizaje, por lo que no pretendió nunca enseñarnos Sus
conocimientos o Su pensar.
Mi gran fortuna, sin embargo, me llevó
hasta Él, lo que me permitió ser lo que soy, algo que no dejaría de ser sin
haberle conocido, por eso me considero afortunado que mi no saber dónde ir, me
llevó hasta Él.
Tras avivar durante años el odio y las
diferencias entre republicanos y monárquicos.
Tras avivar durante años el odio y las
diferencias originadas en una guerra fratricida civil.
Tras avivar durante años el odio por aquellos
que vivimos en paz durante la dictadura franquista, con trabajo para nuestros
padres y nosotros, pudiendo salir por la noche en paz incluso siendo mujer.
Tras avivar durante años el odio y el
rencor por los años en los que no recibimos ayuda internacional, hubo que
apañarse sin reservas del Banco de España, al ser saqueado por los partidos de
izquierdas de la República al perder la lucha por el poder, para entregárselo a
sus amos rusos.
Dirigidos por Zapatero y su acólito Sánchez
y los palmeros de izquierdas e independentistas, estos que reavivaron el odio adormilado,
pero no extinguido, que nos llevó a asesinarnos entre hermanos.
Son los mismos que nos piden en loor
de la convivencia el perdón para quienes no se arrepienten e insisten en
continuar adoctrinando y contando mentiras hasta conseguir su deseo de ser los
mandamases, los que gobiernen a catalanes y vascos, eso sí, dentro de Europa y
con todas las prebendas y ayudas que les permitan tener dinero para amigos y
familiares.
Tras pedir el perdón y el olvido de
las víctimas del terrorismo y de los españoles, para los asesinos que
pretendieron conseguir hacer real lo que se les había adoctrinado como verdad,
por medio de la extorsión, el asesinato y el miedo y que al recibir el dinero
desde la política, que además les brinda legalidad y poder, se les ha permitido
seguir haciendo lo mismo desde la política.
Comprendo y soy partidario del perdón,
y pido perdón cuando creo equivocarme o pienso que he causado daño innecesario.
Pero no puedo perdonar a los demás,
pues no tengo esa potestad, pues el Perdón es hacia uno mismo, cuando incumple
su función de “Humano”, cuando promueve la división y el deterioro de la Vida,
siendo que somos una sola y misma Vida.
La Vida no nos concede amnistías o
indulta, sólo permite que podamos solucionar y arreglar aprendiendo de nuestros
errores.
No indulta a los peces del plástico de
los océanos que nosotros hemos aportado, porque somos nosotros los que debemos
de quitar y solucionar el daño que hemos creado.
Pedir perdón y propósito de enmienda
personal, es lo que siempre se ha pedido, para que los demás nos perdonen. Que
unos políticos que han sembrado y siembran el odio entre quienes piensan
diferente, son los que nos piden perdón y olvido, para aquellos que no nos lo
piden ni dicen que cambiarán su sueño de poder.
A veces, convivir en paz, por aceptar
y aguantar lo que nos imponen, que repartan nuestro hogar, quedándose con lo
que quieren o que aceptemos que son los dueños del hogar o los que deciden como
usarlo, es paz, pero no es la Paz que buscamos como personas, como humanos.
Que hasta Dios se entristece al mirarme.
Y es que Dios no me conoce, no sabe
nada de mí, no me ha visto nunca y me temo, que nunca ha deseado conocerme.
Hoy ya que me miraba en el espejo,
tratando de ver al Dios que hay en mí, he aprovechado para exfoliar la piel,
retirar la suciedad y células muertas, que tratando de ver el mí que hay en
ellas, dejaron de vivir por la desesperanza.
A veces tratamos de hacerlo, olvidando
calzarlos, por lo que nuestra opinión, nuestras conclusiones, carecerán del
porqué de esos demás.
La parte importante, es que en el
Universo de la Humanidad no existen esos demás, no hay zapatos que ponerse,
pues no hay necesidad de caminar al estar en Todo y ocupando todo el espacio y
el tiempo.
Es desde la aceptación o mejor la
Aceptación, y el respeto que nacen del Amor, cuando sin haber unos zapatos que
ponerse, los zapatos son de todos.
Qué lejos queda el amor cuando amamos,
qué lejos la comprensión, cuando tratamos de comprender algo desde los propios
zapatos.
Y es que hay refranes, que no por
mucho leerlos, llegamos a digerirlos.
No por mucho digerirlos, expulsamos lo
que no hemos asimilado, lo que no estamos preparados para ser.
Incluso la Dualidad, nace de las dos
mitades que el Todo incluye en su Ser, o sus polaridades en cuanto Energía.
Pero creemos que hay un infierno de
sufrimiento eterno, para: El cuerpo o el alma. Algo que no dejaría de ser un
cuerpo: físico, emocional o mental de un yo que permanecería eternamente en
sufrimiento o felicidad según su destino.
El Espíritu, en el que reside sólo la
Perfección con la Imperfección incluida, en el que existen todos los niveles de
manifestación de todos los Universos en los que la manifestación existe: Emocional,
mental y por supuesto físico, en todos sus niveles evolutivos, creemos que Es Consciencia
de Ser.
Podemos imaginar, cuando contempla y
es consciente, de las acciones que individualidades de su manifestación realizan
en estos Universos, lo que en su Naturaleza de Amor sentirá, en la
manifestación de sentimientos mundanos.
El hecho de que el Espíritu y Dios,
existen en el Ahora Eterno, que son Conscientes y Omniscientes de cuanto ha
acaecido, acaece y acaecerá en la Eternidad constantemente, haría que el
sentimiento ante estas acciones, miradas desde su espiritualidad, su amor, su
perfección y su existencia como Bien, produciría un dolor, un sufrimiento
Infinitos, creando el Infierno en su Existencia como Espíritu o como Dios.
No tendría que ser creado, pues al
igual que nuestro ahora, estaría siendo creado constantemente, al no tener
existencia o manifestación propia, si no es creado eternamente en cada ahora.
Obviamente sería vivido y creado por
el Espíritu o por Dios, al ser creado, vivido y manifestado por su mitad
Creada, que sería el origen o el nacimiento del Infierno del Creador.
Nos explican, nos cuentan, nos enseñan,
cómo serán los infiernos en los que viviremos eternamente por nuestros actos,
que han sido creados por el Dios de turno o creador de una religión.
Es el resultado de no aceptar nuestra
responsabilidad, nuestra renuncia a la Libertad y al Libre Albedrío, que nos
haría responsables de nuestros actos y lo que ellos crean en el Universo de
nuestro Ser.
Somos nosotros los creadores del
Infierno en el que se arroja al Espíritu o a ese Dios que seriamos si fuésemos capaces
de encontrar nuestra Humanidad, nuestra Unidad como Universo, como Todo, que
sería la manifestación del nacimiento de Dios en los cielos, al haber dejado de
crear el infierno al que le estamos condenando.
Cuando Shakyamuni nos habla de que
Todo, tiene por Naturaleza el Vacío, es lo más lógico, lo natural, lo obvio y
por tanto lo simple.
Cuando tratamos de entenderlo, vemos
que hay tantas cosas, tantos Universos, tantos espacios llenos, que nos parece
mentira que pudiese pensar que la Verdadera Naturaleza del Principio y el Final,
por tanto, sea el Vacío.
Recuerdo, el tiempo que estuve
esperando para nacer, tras una eternidad esperando, hubo un hueco en el que no
había nada, que pude ocupar para poder nacer.
Y es que antes de mi principio, lo más
importante y necesario era que hubiese un sitio vacío que pudiese ocupar para
poder nacer a la existencia.
Y es que incluso cuando nació Buda,
tuvo que hacerlo en un lugar que no estaba ocupado: El Espacio, el Universo
Infinito.
Pero el nacimiento de Buda, originó
que naciese el Vacío, pues la obviedad es manifiesta: Buda ocupaba el Vacío, lo
llenaba, porque no había nada en Él.
Parece algo complicado que si existe
Buda es porque encontró un espacio vacío, y que el Vacío naciese porque el
Universo estaba ocupado por Buda.
Pero es sólo el Yin y el Yang:
Todo-Nada, Absoluto-Vacío, en el que los dos opuestos, las dos mitades, son la
Individualidad integrada por las dos mitades, por los opuestos, donde el Yang
no sabe de la existencia del Yin, y el Yin no conoce el Yang, donde el Yin a
veces es Yang, y el Yang es Yin, si hubiese algo que pudiese contemplarlos y
compararlos, para lo que tendría que saber, que sólo puede hacerlo mirando
desde la Dualidad separando las mitades.
Para poder ver las dos mitades en una
sola Individualidad, sólo desde la abstracción en la que nadie está mirando,
que no hay un lugar que esté ocupado por mi yo, es desde donde puedo mirar.
Un Maestro Zen decía, que la respuesta
a una pregunta es la misma pregunta.
Obviamente la respuesta a querer saber
lo que algo es, se responde por sí misma: “Lo que es”.