En nuestra evolución, el cuerpo,
nuestras emociones, nuestra mente, se desarrollan escalonadamente y una
apoyándose en la otra.
Se dice que las razas, han sido las
encargadas de hacerlo: La negra desarrolló el cuerpo, apoyada en la necesidad
de aprender y caminar por un terreno desconocido. Podríamos decir que el apoyo
podría ser el alma o una parte espiritual heredada o prestada. Pero es cuando
se desarrolla el cuerpo, de carácter masculino, no porque sea del hombre, sino
por su naturaleza física.
Llegados a un punto de desarrollo,
adecuado y suficiente para poder usarlo como energía y apoyo a nuevas
evoluciones, le tocó a la raza amarilla el acometer el mundo emocional, de carácter
femenino que necesitaba apoyarse en lo masculino, para poder desarrollarse. Siendo
a través de las experiencias del cuerpo y su relación con el entorno, como se
van equilibrando y desarrollando.
Es entonces cuando se necesita una
nueva evolución, el desarrollo de la mente, de naturaleza masculina, que le
correspondería a la raza blanca, apoyándose en las emociones de naturaleza
femenina.
Los movimientos en la Vida, son
siempre por la alternancia entre el Yin y el Yang, que permite que la evolución
sea equilibrada y progresiva.
Esto no quiere decir que la mente o
las emociones, no puedan moverse sin que se muevan las piernas o que sea tan
literal como dicen los libros. Simplemente que caminar con una sola pierna,
trabajar con una sola mano o amar sólo nuestro cuerpo, mente o emociones, o a
nosotros mismos, es vivir en desequilibrio.
La dualidad que es difícil conjuntar
para un movimiento equilibrado en el vivir y la convivencia, es materia y
espíritu, la una tan presente siempre en el día a día y el otro que siempre
está ausente y sólo lo conocemos por lecturas y lo que nos dicen.
El cuerpo y la materia, son incapaces
de ser algo más que una masa de carne, líquidos o minerales, todas ellas
visibles, o bien ser masas gaseosas que no vemos, aunque podamos sentirlas,
afecten nuestras vidas, arranquen árboles y nos permitan vivir al respirar.
El Espíritu, sólo es perceptible y
utilizable por medio de la materia, que es la única que le añora y trata de
encontrarle y unirse a Él. Porque el Espíritu no podría vivir o convivir, no
podría moverse, ni podría equilibrarse, sin que la materia se moviese mientras
Él está apoyado, o su movimiento se apoyase en la materia.
Afortunadamente, en nuestra Naturaleza
de Libertad, está el que podamos equilibrar a ambos en nuestro vivir.
Es el aíre el que equilibra las aguas
del océano, sin él estarían quietas, ocupando un espacio constante, sin
movimiento y como cualquier agua estancada, se corrompería.
Es el cuerpo o la materia, la que le
confiere grandeza al Espíritu y le permite vivir y manifestarse como Vida. Porque
siendo sólo Espíritu y Todo, no habría podido nacer el Universo y nosotros no
sabríamos que existimos siendo espíritu.
Alternancia entre el Yin y el Yang,
entre los opuestos de una misma individualidad, de un mismo Uno.
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