En Zen una representación del Universo,
del Todo, es simplemente el dibujo de lo que llamamos un círculo, que en
realidad es una circunferencia incompleta en la mayoría de los casos.
La mayoría de los Maestros Zen,
dibujan una circunferencia, abierta en un punto. Lo que es un círculo abierto
en el papel.
Esa pequeña apertura, une cuanto hay
en el interior con el exterior. Hace que cuando una parte, mitad o polaridad
tiende a cero, la otra tiende a infinito. Una mitad tiende a ser Yin, al
compararla con la otra, que por comparación es definida por el aspecto Yang.
El recorrer la circunferencia es
imposible, cuando hemos caminado la longitud de la circunferencia, nos hemos
alejado del punto de origen todo lo caminado, solamente para estar en el mismo
punto de origen, pero nos falta toda la longitud de la circunferencia, que será
una distancia infinita o cero, dependiendo de cómo lo veamos.
No es la apertura lo que nos impide
recorrerla, sino el simple hecho de que en cada ahora establecemos un punto de
origen, pudiendo caminar eternamente, sin salir de la circunferencia y sin
llegar al final de nuestro caminar. Sin embargo, recorrida una vez, en cada
ahora la habremos recorrido en su totalidad.
Nuestra vida, es una lucha por
encontrar una verdad que nos permita encontrar el conocimiento de lo que algo
es. Pero el conocimiento de lo que percibimos de algo, solamente nos permite
conocerlo cuando conocemos también lo que no es.
Entrando en ese círculo, que cuanto
más conocemos de algo, menor es nuestra ignorancia. Y ese mismo conocimiento
nos hace conocer, que nuestra ignorancia es mayor de lo que pensábamos o bien
que el aumento del conocimiento nos aclara la infinitud de nuestra ignorancia.
Conocer el interior, aumenta nuestra
ignorancia del exterior y viceversa. Porque para recorrer el círculo, es
necesario ser su interior y su exterior, algo que marcaría la circunferencia,
invisible e inexistente, porque no podría haber diferencia entre interior y
exterior del círculo, ni espacio donde dibujar la línea delimitando la
circunferencia, de un diámetro tendente a la Nada, a cero o bien al Infinito o
Todo.
Cuando unimos la Ignorancia y el
conocimiento, nace la Sabiduría, al unir Yin y Yang, sería una individualidad o
un Todo, donde el caminar el interior y el exterior, implicaría ser el propio
circulo, sin nadie que pudiese dibujarlo o pudiese verlo.
Las polaridades opuestas del Yin y el
Yang, sólo pueden tener una meta: La unión del Todo y la Nada, siendo
inseparables cuando pensamos o queremos conocer al Todo, hay que separarlos,
porque el Conocimiento del Todo, implica unirlo con la Ignorancia del Todo,
algo que sólo es posible al serlo.
No importa cuántas manifestaciones de
Vida existen, ni el número de Universos, ni las individualidades existentes, la
suma es de Uno o de Infinito. Porque cuando somos círculo, no hay nada que
sumar, sólo el Vacío, la Nada, que acoge al Todo y al Infinito. Esa Unión de
las dos mitades, es el Ser.
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