Dicen las malas lenguas, que el Buda le entregó la transmisión del Dharma a Mahakasyapa, al sonreír este, viendo al Buda juguetear con una flor, o mostrarla en su mano.
¿Qué habría pasado si no hubiese sonreído?, ¿Qué habría pasado si el Buda no hubiese tenido la flor?, imaginemos que todos hubiesen sonreído, ¿a quién le habría dado la transmisión? Con toda seguridad, Mahakasyapa habría obtenido la transmisión.
La realidad es que el único que no conocía a Buda, que no había estado cerca, ni con el Buda y que no había visto la flor, era Mahakasyapa.
No teniendo nada que transmitir, no teniendo nada que enseñar, no teniendo ninguna flor con la que jugar, que podía hacer el Buda, sin engañar a sus muy amados discípulos.
En su compasión infinita, no transmitió nada: al desconocido, al que no estaba, al que no deseaba nada, “a Mahakasyapa sonriendo”.
Publicado anteriormente el 26-1-14
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