Ha sido con la persona que más he podido discutir en mi
vida, a la que he visto llorar con más frecuencia; una de las personas, que
dando y buscando amor, nunca aprendió a quererse; que intentando ayudar y hacer
otras labores, dejo su vida sin ser vivida.
Pero ella vivió su propia vida libremente, quizás no como
ella creía merecer, seguro que no como yo creía se merecía, pero ella sin
saberlo la estuvo construyendo, para ser lo que ella era.
Entonces, todavía creía que se le puede explicar a una
persona algo, y le podías cambiar la vida. Pensaba que algo puede ser enseñado,
y machaconamente, intenté que comprendiera, que cambiar la vida, no es cambiar
a los demás por mucha razón que tengas. Cambiar la vida, es simplemente
quererte lo suficiente, para encontrar el sitio desde donde la puedas vivir.
En estos intentos, durante años y años nunca pudimos
conversar. Es quizás en estas batallas donde comprendí la imposibilidad de
enseñar nada, que la Vida, Dios, nos hicieron libres, porque sabían que
nuestras vidas dependen de lo que aprendamos, Ellos no podían enseñar.
Tuve que ir a recorrer mundo, y un día tuve que venir a
hablar con ella. Fueron cuatro días en los cuales no me separé de su lado;
gracias a la vida en el templo, podía dormir y descansar en un sillón y hablar
con ella cuando la medicación se lo permitía. Ha sido, la única vez que no
hemos parado de hablar, yo había aprendido que no se puede enseñar y ella con
el cuerpo casi volando en espacios infinitos, por primera vez hablaba como una
persona viviendo y ejerciendo su responsabilidad de libertad. Nos llevamos su cuerpo del hospital, lo incineramos y nos
fuimos a vivir la vida juntos, como
siempre lo habíamos hecho incluso en la lejanía.
Este fue mi poema de juventud para ella.
PERDIDO (10-II-71)
¿¡Madre dónde estás . . . !?.
¿¡dónde estás !, que no te veo?.
¡¡¡¡ Mamaaaaaa !!!!!
¿por qué no vienes a mi encuentro?,
¿¡no ves que estoy cerca !?,
¿¡no sabes que te espero!?
¿por qué no me ayudas
en este mundo hechicero?,
Que me arranca un trozo de alma
por cada cosa que obtengo,
pues, aunque le diga que se vaya,
sólo de pensarlo muero.
¿Por qué?, tú que me trajiste
no quieres darme consuelo,
¿no ves sólo preguntas,
en este llamamiento?,
¿no ves que no se que hacer?,
¿no ves que me pierdo?,
¿¡por qué no llamas
a mi corazón abierto!?,
que sabes que sólo quiere
que sepamos comprendernos,
¿por qué no me ayudas?,
Si sabes, que solo no puedo,
entre el ser y el no ser,
saber lo que quiero.
¿¡Madre donde estás!?.
¿¡Donde estás, que no te veo!?.
Publicado
anteriormente el 2-X-14.
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