Estamos tan
acostumbrados, a decir que quien siembra vientos puede recoger tempestades, que
creemos que siempre, la semilla produce algo propio y lo mismo que de donde ha
sido recogida.
Olvidamos,
que nuestra manifestación es solamente dual, manifestada en formas y situaciones
diferentes, con el Yin y el Yang a partes iguales como naturaleza.
Básicamente,
la semilla única y que contiene el bien y el mal como resultado es la que
sembramos al vivir.