No pretendo molestaros

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Yui Shin

martes, 31 de agosto de 2021

LETRA Y ALMA DE LA BIBLIA

           El título no dice lo que escribo, pues no hay un solo libro del Espíritu, escrito por algún Maestro, que no nos hable de lo mismo.

          Creemos que nos hablan de Dios o de Buda, o quizás de los dioses y los Maestros Ascendidos.

          A veces, el mayor problema para aprender, es entender lo que nos dicen, aceptar lo que nos dicen al pie de la letra.

          Nos cuentan situaciones, experiencias que ellos vivieron, con las personas que compartieron su pan, de sus amores (de todos ellos), y de sus errores, de sus limitaciones, unos a pesar de estar con el Hijo de Dios, con el Maestro Supremo, otros por estar demasiado cerca del cuerpo humano de Buda.

          Incluso en el cuerpo humano, Jesús sabía que Pedro le negaría, que Judas le traicionaría y vendería. El uno fue la cabeza, la piedra donde se asentó la Iglesia, el otro secó la higuera, secando su vida al apretar la unión del cuerpo con la cabeza, impidiendo la unión de la acción y la mente.

          Cuando lo leemos vemos el profundo Amor de Jesús por sus discípulos, su capacidad de perdonarlos y olvidar sus errores.

          Pero, cuántas veces hemos negado nosotros al Dios que vive en nosotros, hemos negado ser los Hijos de Dios, al no manifestar nuestra manifestación como humanos.

          Vemos las guerras, los odios, los abusos, las violaciones, y pensamos que es porque hay gente mala y equivocada.

          No somos capaces de ver que somos Pedro, Judas, negando al Hijo de Dios, al Maestro, a la Vida, traicionando y vendiendo por el plato de lentejas de Jacob lo que Somos y deberíamos manifestar.

          Y es que los Maestros hablaban para sí mismos, para saber y recordarse lo que no debían hacer.

          Nosotros aprendimos las palabras, las pronunciamos a menudo, pero porque son dichas en los libros, no a nosotros mismos, que somos los Maestro de la Vida, el Hijo que hace y crea al Dios Padre.

          Hemos leído tantas veces lo que somos, que lo podemos recitar, que lo podemos explicar, pero no podemos manifestarlo.

          Cada vez que olvidamos nuestra Humanidad, al Dios que vive en nosotros, nuestra Naturaleza de Buda, negamos, traicionamos y crucificamos a lo que Somos, nuestro Ser, nuestra Naturaleza de Dios, de Buda, de Vida.

          Mirando el Universo que hemos creado en nosotros, en nuestra sociedad, en la Tierra, es nuestra Biblia personal, la que escribimos y creamos nosotros como nuestra Religión.



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