Dudaba de mi sinceridad, creyendo
imposible que alguien no sepa si es feliz o no.
Algunas veces yo me pregunto a mí
mismo, si los peces saben que viven mojados, que la humedad del ambiente los
podría llevar a tener reuma en su vejez. Obviamente no se lo he preguntado, ni
me sorprendería que no supiesen que estaban mojados.
Otras me pregunto, si el centro de
Sol, su núcleo estará frio o caliente. Porque sería curioso que lo más caliente
que tenemos cerca, aquello que nos da el calor necesario para vivir y poder
comer lo que ayuda a crecer con su luz y calor, tuviese un corazón frio.
Porque qué curioso sería, que su
centro, su núcleo estuviese mucho más caliente que el exterior, y que su frio,
su Yin, lo sintiese en el exterior.
Hay tantos años de mi vida, en los que
ocupado en vivir, no he tenido tiempo de preguntarme si soy feliz, que quizás
he olvidado si lo soy o no.
No recuerdo haberme preguntado en
algún momento de mi vida, qué sería necesario que ocurriese o tuviese para ser
feliz. He llorado, reído, sufrido o alegrado por diferentes momentos en los que
estaba viviendo, pero pocas veces deseé algo para sentirme feliz.
No sé si debo sentirme triste por
haber llegado a esta edad, sin saber si soy feliz. O tal vez sentirme contento y
alegre, por no decir feliz, de mi ignorancia que me ha permitido vivir sin
saberlo.
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