En el Sutra Lankavatara el primer
capítulo nos habla de “La Discriminación”,
de esta manera:
“El Bendito, conociendo las inquietudes y agitaciones mentales que
se encontraban en las mentes de aquellos reunidos en la asamblea (como la superficie
del océano revuelta en olas por el viento pasajero), y con su gran corazón motivado
por la compasión, sonrió y dijo: En los días de los antiguos Tathagatas del
pasado, que eran Arhats y completamente iluminados, estos llegaron al Castillo de
Lanka en el Monte Malaya y argumentaron acerca de la Verdad de la Sabiduría
Noble, aquella que está más allá del conocimiento razonado de los filósofos, como
también más allá del entendimiento de los discípulos y maestros ordinarios, y
que sólo es entendida dentro de la Consciencia Interna. Por el bien de ustedes,
yo también hablaré sobre esta misma Verdad.
Todo eso que es visto en el mundo está desprovisto de esfuerzo y acción porque
todas las cosas en el mundo son como un sueño, o como una imagen milagrosamente
proyectada. Esto no es comprendido por los filósofos y por el ignorante, sino
por aquellos que así ven las cosas y las ven en su verdadera realidad. Aquellos
que ven las cosas de otra manera caminan en la discriminación y, como dependen
de ella, se aferran al dualismo. El mundo visto a través de la discriminación
es como ver la imagen propia de uno reflejada en un espejo, o la sombra de uno,
o la luna reflejada en el agua, o un eco oído en un valle. Las personas que se agarran
a sus propias sombras de discriminación se llegan a apegar a lo uno y a lo
otro, fracasando en abandonar el dualismo, ellos continúan para siempre discriminando
y así nunca obtienen la tranquilidad. Por tranquilidad queremos decir Unidad, y
la Unidad hace nacer el Samādhi Superior, que es logrado entrando en el dominio
de la Noble Sabiduría, que es comprendida solamente dentro de nuestra Consciencia
Profunda”.
Como
otras veces en budismo, nos habla Buda de tiempos pasados, de los Budas y Seres
Superiores que existían en esos tiempos. Nos dice que incluso en la Iluminación
en la que vivían aquellos Budas y Arhats, todavía percibían lo suficiente para
poder argumentar, tratando de conocer más profundamente la Verdad Profunda, la
Sabíduría Noble, que solamente al ser trascendida, nos lleva no a existir como
Buda, sino a Ser.
Es
la Seidad lo que hace imposible el Tiempo y el Espacio, la percepción, el
conocimiento de algo, antiguo y actual, incluso el poder Ser Buda, porque esto
solamente es posible cuando existe una Sangha que pueda vivir el Dharma.
No
hay donde ir, ni un lugar desde donde volver, ni mente que pueda inquietarse,
nada que discriminar, ni Iluminación, ni nadie que pueda Iluminarse, no hay
Verdad, ni Consciencia Interna o Externa.
No
hay Realidad, ni sueño, ni Irrealidad, no hay Unidad, ni dualidad.
Por
eso nuestra percepción dual, nuestro vivir en la dualidad, solamente podemos
movernos en la discriminación, en la búsqueda de una realidad fuera de Aquí y
Ahora, lugar donde existe el Buda y los Arhats, pero que por ser Buda, por ser
Arhats, todavía existen en la dualidad indiferenciada, pero que solamente la
existencia de los filósofos, de los sabios, del hombre, hace que puedan
existir.
Es
por ello que cuando Shakyamuni nos habla de la Tranquilidad Suprema, de ese
sentimiento de Unidad, de un Samadhi Superior, que es logrado al morar en la
Sabiduría Noble, todavía hay percepción y conocimiento de existencia o de Ser,
en la Consciencia Profunda, discriminando todavía la existencia, por dualidad
de su opuesta la No-Profunda.
La
trascendencia de la Tranquilidad Suprema, es Ser Tranquilidad. Trascender la
Iluminación es Ser Iluminación. Meditar realmente solamente se realiza, Siendo
Meditación. Trascender a Buda, es Siendo Buda.
Pero
trascender todo ello es solamente Siendo la propia: Seidad, que no puede tener
algo que sea, ni tan siquiera el Vacío. Porque es la Naturaleza de Ser, Seidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario