Vimos que una cabeza, unas manos, unos
pies y el resto de individualidades, nos permitían disfrutar de manifestarnos
en un cuerpo, en una mente, en unos sentimientos, porque difícilmente podríamos
hacer que la mente o los sentimientos, se manifestasen sin un cuerpo.
Nosotros éramos todas esas partes o
individualidades, formando algo a lo que llamamos yo.
Cuando nos referimos a ciertos grupos,
los llamamos familia, amigos, ciudadanos, tribu o por otros nombres según la
actividad y el porqué de la formación de esa individualidad en la que nos
integramos, esa individualidad es: “Toda la familia, todos los amigos, toda la
tribu, …”, o lo que podríamos llamar un todo.
Cuando tenemos un coche, por ejemplo,
es un montón de piezas, que están formadas de montones de átomos metálicos, de
agua, de plástico, o de lo que estén hechas las piezas.
Incluso cuando alguien le da un golpe
al coche, decimos que nos han dado un golpe, pero que no nos ha pasado nada,
sólo el coche ha sido herido o muerto.
Ese montón de piezas, forma un todo,
que, por sus peculiaridades, sus funciones y características, le damos el
nombre de coche.
Cuando le falta una pieza, se estropea
o se pincha una rueda, el Todo no cambia, sique siendo siempre la totalidad de
las piezas. Puede que no funcione bien, puede que no funcione, o quizás no
podemos usarlo al no tener equilibrio sobre tres ruedas y una pinchada.
Pero sigue siendo un todo, al que
llamamos coche: estropeado, chatarra, o donde vivimos por necesidad. Pero el
coche en cuanto a Todo, no es modificado nunca por la falta de piezas o el
cambio en sus funciones.
De igual manera, el TODO, que nosotros
encontramos, no es modificado por la desaparición de las constelaciones o
algunas estrellas y sus planetas. Incluso si desapareciese el Universo entero,
lo que queda sería Todo, incluso si fuese Nada o Vacío.
Obviamente al ser Nada o Vacío,
tampoco existiría el nombre de Todo, quién podría llamarle. Pero lo Eterno, lo
Permanente, sería que seguiría siendo Todo.
Siempre hemos intentado permanecer
integrados en todos. Incluso cuando, dimos los nombres de dioses a aquello que
nos acompañaba y ayudaba a vivir, o bien nos fortalecía con sus problemas,
buscamos agruparlos y ser hijos o representación de aspectos de un Dios Padre o
que gobernaba el Olimpo o el lugar donde habitaban los dioses.
Más tarde comprendimos que las leyes universales
que gobiernan nuestro mundo, son las mismas que lo hacen en lo divino, siendo
que: “Así es arriba como abajo”.
Siendo que las diferencias aparentes
son abismales, la realidad es que la ley de causa efecto, rige en todos los
niveles de existencia.
Sólo hay una ley que es diferente
según se vea la manifestación del Universo.
Por un lado, cuando las
individualidades se perciben separadas, aun rigiendo las leyes universales, nos
vemos obligados a crear leyes que permitan que nuestros egos puedan convivir.
El otro lado, es la no-percepción, que
no puede ver o percibir el Universo como Todo, al no ser posible que el Todo se
perciba o dé nombre a sí mismo. Que nosotros tras teorizar sobre un Dios Único,
que sería Todo, conocemos por ese nombre: Dios, o por el nombre que cada uno
piense que es Todo.
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