Grupos terroristas, que abusaron,
violaron, asesinaron y robaron a sus vecinos y al pueblo en general, han sido
amnistiados y convertidos en grupos políticos. Sólo los de más baja estirpe han
devuelto algo de lo robado y a veces, ni tan siquiera ellos.
Pero qué puede hacer el pueblo, cuando
sus servidores se sirven de ellos, si les atemorizan de tal manera que el
pueblo renuncia a su Dignidad.
Porque la mayoría de las veces las
amenazas provienen del mismo pueblo, que dejamos de respetarnos y al igual que
la mayoría de los políticos y sus palmeros, nos dedicamos al abuso y violación
de nuestros vecinos.
Nos atemoriza: La violencia de género,
los abusadores, los ladrones, los aluniceros, los asesinos, los obreros, los
jefes, todos ellos del pueblo y los timadores que están en ambas orillas.
Esos miedos que permite que
necesitemos montones de fuerzas de seguridad, empresas de seguridad, seguridad
privada y un montón de leyes que nos atemoricen y nos den miedo para hacer lo
correcto: Comportarnos como si fuésemos personas.
Ese miedo, permite que los servidores
públicos, puedan servir a organizaciones criminales, que usando servidores
públicos como sicarios, abusen y violen al pueblo. Además, gozando de la
impunidad que el servilismo, el silencio, la colaboración del pueblo
renunciante de su Dignidad, permite.
No hablo de revoluciones, de guerras,
de confrontaciones entre ambos bandos. La paz no se consigue eliminando la
guerra, sino no creando el conflicto, manteniendo la Dignidad en nuestro vivir:
Respeto por los demás y por nosotros. Algo tan simple, que permite que seamos
respetados por todos los demás, incluidos los políticos.
La Dignidad no necesita obligarnos a
hacer lo correcto, a cumplir con nuestras responsabilidades, porque la armonía
en la convivencia sólo necesita respeto.
Cuando un gobierno incapaz de crear
puestos de trabajo, unos empresarios que tratan de pagar lo menos posible y
unos obreros que crean empresas improductivas se juntan. Es natural que el
gobierno proteja la ocupación de viviendas de quienes protestan, proteja la
delincuencia con leyes y su aplicación laxa, y obligue a las víctimas a callar
al no tener dinero o Jueces que respeten la Justicia.
Cuando medios de comunicación,
palmeros y afiliados, ven y dicen lo que ve y dice el líder, vemos y acusamos a
Netanyahu de criminal de guerra, mientras callamos y no nos atrevemos a hablar
de Putin.
Ambos están en una guerra, ambos
luchan en tierra extranjera. Uno en respuesta a haber sido atacado, el otro por
invadir un país por ambición de poder. En Ucrania, se evacuaron a los niños,
ancianos y mujeres que se pudo, aparte de los que se llevó Rusia para adoctrinarlos.
En Gaza, no se ha permitido la evacuación.
Gaza envía cohetes e intenta matar judíos
en Israel, a diario, los cohetes y bombas explotan y matan lo que está cerca. Israel
ha protegido los edificios y tiene sistema antimisiles, lo que reduce las
víctimas. Israel bombardea Gaza, y cuando explotan las bombas matan a lo que
está cerca, igual que las palestinas.
Pero lo deleznable, más que la guerra,
es que todavía sigamos encontrando la solución a nuestra falta de Dignidad y
Humanidad en ellas.
Seguimos con: nacionalismos
excluyentes. Borreguismo del pueblo, indecencia de los gobernantes, peleas,
abusos, violaciones, en todas las facetas de nuestra convivencia y encontramos
que el culpable es Netanyahu y sus crímenes de lesa humanidad, sin ver que son
los que empuñan los fusiles, los que lanzan las bombas y los que las crean y
fabrican, los que cometemos los crímenes, simplemente por nuestra carencia de
Humanidad y Dignidad.