No puede existir la Libertad
Universal, la Dualidad o la continua Creación del Ahora extendida al Infinito,
sin esos opuestos, que nosotros confrontamos y seguimos manifestando en
nuestras vidas en nuestra convivencia y conocimiento del Universo y sus
circunstancias.
Hay algo más bonito que darle de comer
al hambriento, de cualquier tipo de hambre de cualquier tipo de alimento. Algo que
en todas las religiones y filosofías es aceptado como bueno. No tenemos ni que
preguntarnos: ¿Por qué ha llegado a la necesidad y si nosotros tenemos más de
lo que necesitamos?
Simplemente, algo tan humano, tan
amoroso, tan bueno, nos hace olvidar el ¡no matarás!, que tenemos que ejecutar
para darle de comer. Todo el alimento que injerimos, desaparece en su mayoría
por el baño, por el olvido, por la falta de interés o entendimiento, muerto
para nosotros, hemos matado al animal o vegetal, que ha sido el alimento que
dimos al hambriento.
Eso es la mitad Yin y mitad Yang,
ineludible en nuestro existir, en la Existencia misma. No hay nada intrínsecamente
bueno o malo, es nuestra elección, las circunstancias y uso que le damos, lo
que determina su mitad buena y su mitad mala.
La obligación de elegir, es la que
hace posible nuestra Libertad y la del Universo como Naturaleza. La elección
que hacemos, dependiendo de las circunstancias, es la que establece la armonía
y equilibrio correcto, o el que hemos creado, que nosotros consideramos
desequilibrio o incorrecto.
El desequilibrio, desarmonía,
ambición, o cualquier aspecto que denominamos Yin, es simplemente que lo que
hemos elegido hacer, estaba equivocado o simplemente es fruto de nuestra
ignorancia, lo que lo ha creado, haciendo más difícil nuestra convivencia en
paz y armonía.
Las reglas de convivencia son
necesarias siempre, especialmente si hemos dejado de mirar, el funcionamiento
de nuestro cuerpo Absoluto el Universo, si dejamos de tener suficiente con lo
que la Vida nos da, con lo que creamos entre todos, con el reparto desigual
pero justo de cuanto hay.
Usar correctamente la Tierra y cuanto
nos ofrece, permite no sólo la armonía en nuestra convivencia entre nosotros y
los demás y con la Tierra, sino que ella mantiene su armonía con nosotros, sin
crearnos un medio hostil donde vivir.
La Dualidad, el Yin y el Yang, son
imprescindibles para que nazcan: la armonía, la Libertad, y la responsabilidad
de mantener en una sola Individualidad, todo cuanto somos con el resto del
Universo.
Las creencias no son buenas ni malas,
dependen de nuestro uso. El Bien y el Mal se mantienen en Armonía, formando una
sola Individualidad Absoluta, no porque exista algo malo y algo bueno, sino
porque la Vida se alimenta de la Vida, pero el Conocimiento tiene que llenar y
ser uno con la Ignorancia, el Vacío tiene que ser Uno con el Universo y todos
los dioses, independientemente de su nombre, sólo pueden ser Dios Sin Nombre,
sin Creación, sin Religión, sin Universo, todos ellos somos mitades de Dios,
que son inseparables, todos tenemos la responsabilidad de crear a Dios en
nuestra materia, uniendo esas dos mitades, que no pueden perder su Armonía, ni
ser Una.
Pero nuestra convivencia, nuestro
vivir, nuestra manifestación y el Universo que creamos, depende de si vemos
Armonía o Confrontación, entre los opuestos.