En España estamos revolucionados con
la Ley de Malos Tratos, reclamando una igualdad entre hombres y mujeres.
No he llegado a entender lo que se
pretende, ni tan siquiera cuál es la necesidad de seguir buscando una igualdad,
que tanto la Vida como el Universo han considerado innecesaria. Porque es de la
desigualdad, de donde nacen la Libertad y el Libre Albedrío, al concedernos la
oportunidad de elegir, de aceptar, de respetar lo diferente y poder llegar así
a la humanidad.
Durante siglos hemos perseguido sociedades
en las que fuéramos iguales, en una entre los hombres, en otras entre las
mujeres. Pero siempre elegimos lo diferente y tratamos de ser diferentes con la
mayoría, porque ser igual que esa mayoría nos convertiría en un rebaño, donde
la Vida hace diferente a cada miembro.
Creamos Poderes y Líderes, que
buscaban que en su tribu o vasallos, hubiese igualdad: El pueblo al servicio
del Poder, el Poder al servicio del Líder.
Creamos religiones, que nos hiciese
iguales a los ojos del hombre, siendo el Poder y los sacerdotes iguales, y el
pueblo igual en su miseria y obligatoriedad de obediencia, a los mensajes que
los poderes y sacerdotes recibían de Dios.
Los niños de la calle, de la época
victoriana, de las repúblicas que expulsaron a los reyes para hacernos iguales,
de los de hoy en día que vemos en países que consideramos pobres, porque en los
ricos todas las aguas fecales van bajo tierra y todo parece limpio y bueno, que
no hay suciedad en la riqueza, donde familias viven ayunando la mitad de los
días y la otra mitad viviendo de la caridad.
Tenemos la igualdad que queremos
establecer en las tribus, que viven en la miseria, necesitando ir a cazar y
limpiar la jungla para poder sembrar.
O aquellos que viven nómadas con sus
rebaños y sus costumbres que no pueden ser aceptadas por quienes vivimos,
comprando cuanto queremos en supermercados y comercios, con televisión, Internet
y cuantas facilidades se pueda uno imaginar para vivir, en la envidia, la
miseria moral, sin principios y sustentados por fuerzas de seguridad, leyes y
castigos.
Como ejemplo, sólo uno que salió hace
poco en televisión, que ha salido muchas veces y cada vez más documentado y con
miembros que han estudiado en las ciudades: los yanomamis.
Una tribu aborigen, que vive semi desnuda, sin
tiendas, sin escuelas y sin carreteras o supermercados, que debemos salvar y
permitirles disfrutar de cuanto tenemos nosotros.
El resultado será el mismo de todas
las tribus que han sido llevadas a la maravilla de la democracia, la modernidad
y la utopía de la igualdad con nosotros y ventajas de nuestra sociedad, donde
vivimos hasta los 80 años de media, mientras ellos mueren con menos años.
Al final los haremos iguales, podrán
finalmente gozar de nuestras modernidades y buena vida: Sus bosques destruidos,
trabajar quien tenga trabajo en un lugar cerrado, en favelas en las que tendrán
que aceptar a quienes mandan y obedecer o pagar con tu vida, desaparecerán los
animales que les alimentaban al no haber bosques y podrán caminar por las
carreteras, porque en su adaptación no tendrán sueldos para comprar una
bicicleta.
Hemos visto estos resultados en
cuantas sociedades y tribus, fueron desarraigadas de sus costumbres y
creencias.
El resultado una sociedad en la que se
ignora el significado de Dignidad y Justicia, una igualdad en las zonas de la
miseria o en las que se les permite un salario que les llegue a final de mes.
Una sociedad que necesita ser obligada
a respetarse, por medio de leyes y castigos, lo mismo que en cualquier otra
época.
Todo cuanto se ha protegido: Los
blancos contra los indios, los niños, la mujer, es por la falta de humanidad,
dignidad y respeto. No es posible obligar a quienes alcanzan el Poder, a
compartir y tratar con respeto a los demás. No se puede hacer que la violencia
femenina, sea igual que la masculina, porque esa violencia nos ha traído donde
estamos.
No recuerdo una época en la que no
hubiese grandes mujeres para los libros. La mujer ha sustentado la sociedad
desde el origen de la sociedad, al igual que la energía femenina es la que
sustenta la Vida y el Universo.
Pero no es convirtiéndose en las
iguales con el hombre, lo que mejorará la sociedad, sino aprender a usar la
Dignidad con la que nacemos y el respeto que esa Dignidad exige, para respetar
la Desigualdad, al igual que lo hacen la Vida y el Universo, porque ese
respeto, es lo que nos dará la Libertad y el saber usar nuestras opiniones o
Libre Albedrío.