Que los
políticos mientan, que los demás nos mientan, podríamos decir que es el pan
nuestro de cada día. Mentimos, para protegernos, para conseguir beneficios,
para ocultar nuestras faltas, para que nos respeten, nos amen, nos sigan y casi
siempre por comodidad o beneficio.
Pero es
más difícil, saber cuál es el objetivo de mentirnos a nosotros mismos, pues
siempre hay una parte que sabe que nos mentimos, llevándonos a perder el
respeto que nos deberíamos tener, para escondernos en el obligar o conseguir el
respeto de los demás.
Tratando de
no sentirnos responsables de nosotros, buscando el que la culpabilidad que
vemos sea la de los demás, nos mentimos y obligamos a creer en la verdad de la
mentira.