“Había un
Maestro Zen que practicaba la meditación constantemente. Normalmente dormía en posición
sentada en vez de tumbada, y apenas descansaba. Tras muchos años, todavía no se
había iluminado al Camino. Un día, un novicio pidió permiso para unirse a la
Orden. Este novicio era: vago, se quedaba en la cama después campana que
anunciaba la oración matinal. El Maestro le llamó y le reprendió “¿Cómo te has
unido a la Orden pero siempre estás tumbado? ¿No recuerdas que las reglas de
disciplina dicen: ‘Quedarse en la cama y no levantarse tras oír la campana llevará
al renacimiento como una serpiente?’
El novicio
contestó, ‘Usted dice, que me tumbo a menudo y que me volveré una serpiente. Usted,
que está apegado a la postura sentada. ¿Renacerá como un sapo?. ¿Cómo qué puede
esperar despertarse usted?’
Inmediatamente,
el novicio desapareció. Sin embargo, el Maestro había despertado.
(Maestro Tam)
Zaehner:333
Un árbol que no es cuidado, regado y
abonado, jamás dará fruto, sin importar su Naturaleza.
No es sentarse a meditar y pasar la
vida sentado meditando, lo que nos lleva a la Iluminación, a la Realización de
nuestra verdadera Naturaleza.
Es encontrar la dirección correcta en
nuestro vivir, el esfuerzo, la dedicación a hacer lo correcto, y regar el campo
que nos permite el vivir.
Se dice que no sólo de pan vive el
hombre. Tampoco se vive sólo de rezar, si no se tiene a alguien que alimente el
cuerpo.
No es el apego al cuerpo, tampoco al
espíritu. No es por medio de la desobediencia o el guiarnos por nuestro
entendimiento, tampoco por la obediencia ciega o el cumplimiento de la letra de
las Escrituras.
Hay momento de tener que permanecer en
la UVI, por falta de fuerzas o una salud correcta, Meditando en soledad guiado
por alguien que señale la dirección correcta para nosotros, que tendremos que
recorrer en soledad. Somos los que tenemos que tomar las medicinas y seguir los
consejos, para tener fuerzas y caminar ayudando y cuidando a los demás.
Pero el esfuerzo. Una vez que estamos
preparados, es unipersonal, y tratando de dar el fruto de nuestra Naturaleza,
todos los árboles dan frutos diferentes, todas las frutas son diferentes y
únicas.
Nuestro fruto, siendo que todo tiene
una misma Naturaleza, también tiene que ser único, no podemos conseguir un
fruto igual que el Maestro u otra persona.
El ladrillo es espejo, antes de
comenzar a pulirlo, porque refleja nuestra Naturaleza.
Estar sentados o tumbados, no lleva a
la Iluminación, sino el esfuerzo, dedicación y cuidado Correcto, hace que la
Iluminación brille en donde siempre estuvo.