Como dice mi
nombre, “sólo mente”, en su significado literal y el de los sutras, mi interés
ha estado siempre en el mundo de los conceptos. Siempre me ha interesado el
mundo de las ideas y los conceptos, no como un juego o una forma de no hacer
nada, más bien ha sido la manera de tener claro, los ingredientes de mi vida
que son necesarios para cocinar la Vida.
El segundo
significado de mi nombre es “idealista, romántico”, significa más o menos lo
mismo, alguien que no hace nada o está fuera de la realidad.
Si esto fuera
solamente así, no tendría tanta importancia en el budismo, el “sangai yuishin”,
que significa que el origen de todos los fenómenos en el mundo de la forma,
está en la mente.
El signo
chino o kanji japonés para mente (shin), tiene también el significado de
corazón, no el órgano, sino el más abierto que acoge los atributos que se le
otorgan también coloquial o familiarmente, como sede de los sentimientos más
profundos. Por ejemplo: nada tiene que ver el funcionamiento del órgano, para
que una persona tenga buen o mal corazón.
Las
dificultades que los occidentales (y esto no excluye a la mayoría de los orientales)
para entender el budismo, no radica en la falta de explicaciones o que sea
complicado. Simplemente el budismo no fue creado para ser entendido, lo que
Shakyamuni encontró, es una experiencia personal e intransferible, y él siempre
fue consciente de ello. Su origen le había enseñado que Brahma era el Dios
Absoluto, que Él era la Vida, el origen y final de la vida en su trinidad, el
Eterno en Su Esencia.
Lo que
Shakyamuni experimentó, fue: no su unión, ni la experiencia, ni el
conocimiento, nada que implique dualidad podría definir lo encontrado, su
realización fue “la certeza de que él
siempre había sido Él, el Eterno”.
Esto le
permitió saber que el sufrimiento, el dolor, nunca había podido existir de una
manera independiente, al ser la mitad que le falta a la felicidad. De ahí, su
afirmación en las cuatro nobles verdades, de que hay una salida del sufrimiento
producido por la ignorancia, que es, vivir de una forma correcta, que nos
llevaría a la Vida y a la realización de que somos todos y todo, el Todo del
que nunca hemos estado separados, que sería el resultado de la Iluminación que
erradica la ignorancia y por tanto el sufrimiento de la dualidad.
El
cristianismo viene del judaísmo y los dioses y cultura egipcios, lo que no
significa que Jesús no tuviese una experiencia parecida a Shakyamuni.
Lo que sí ha
creado un problema, es: el concepto de un dios opuesto a su creación, el creer
que Jesús vino para cumplir las predicciones de los profetas, el creer que
Jehová un dios colérico y defensor y protector de sus adoradores, era diferente
a los otros dioses.
Lo que Jesús
descubrió fue que no había: el padre y yo, que no existía un antes y un después
entre Elías y Jesús, descubrió al Padre de todos y todo, al Padre sin hijos, al
Padre-Madre, al Absoluto, al Eterno.
Sus
enseñanzas no deben nunca ser aprendidas, hay que vivirlas personalmente; las
dos experiencias son intransferibles e imposibles de enseñar; son “el dedo que
apunta a la luna”, viendo el dedo pierdes la luna, viendo la luna pierdes el
dedo, solamente el ver te hace perder, pierdes al Que Ve.
Las religiones marcan un camino, cuando lo andamos solamente hay un
final, “Ser Camino”.